La 66° Asamblea General de la ONU ha sido testigo de un cara a cara personal entre la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, y su homólogo francés, Nicolás Sarkozy, en el que la mandataria le ha trasmitido su interés por reanudar la compra de aviones de guerra que había quedado interrumpida.
La licitación para la compra de aeronaves había sido postergada por Brasil debido a la crisis económica y a la necesidad de ahorro. Sin embargo, Dilma ha tenido la ocasión de conversar con Sarkozy para informarle de que en 2012, si la situación económica lo permite, el proceso se reactivará.
"Dependiendo de cómo evolucione la situación económica mundial, y si la crisis se revela menos grave de lo que algunos imaginan, ese tema podrá ser reanudado por ejemplo el año próximo", ha señalado a los medios el ministro de Relaciones Exteriores, Antonio Patriota.
En la licitación, valorada entre 4.000 y 7.000 millones de dólares, participa la empresa francesa Dassault con sus aviones Rafaele, que compiten con los Super Hornet F/A-18, de la estadounidense Boeing, y con los Gripen NG, de la sueca Saab.
Brasil está expandiendo su capacidad militar. La nación de Dilma domina ya el ciclo completo del enriquecimiento del uranio y a partir de 2016 contará con submarinos de propulsión nuclear, lo que no ha hecho sino confirmar la tendencia en que el país sudamericano vive inmerso en los últimos años: la de la modernización de sus Fuerzas Armadas para colocarlas a un nivel que responda a su creciente potencial económico.
Según datos del Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI), el país de Dilma Rousseff incurrió en 33.500 millones de dólares de gastos militares durante el 2010, casi la mitad del total regional.
En 2009, con la intención declarada de modernizar sus Fuerzas Armadas, el entonces presidente Lula da Silva firmó una alianza con su homólogo Nicolás Sarkozy para construir cuatro submarinos Scorpene, con una inversión prevista de 6.700 millones de euros (unos 9.600 millones de dólares) para las próximas tres décadas.
En 2010, la región sudamericana ha sido la zona del mundo donde más se han incrementado los gatos militares. Brasil lidera la marcha con un total de 33.500 millones de dólares invertidos en esa área, mientras que el total de la región ascendió a 63.300, por lo que el gigante sudamericano carga prácticamente con la mitad.
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